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TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA) | ABORDAJE EN EL CSMIJ

El psiquiatra Manuel Eliche y la psicóloga Claudia Mena explican cómo trabajan desde sus disciplinas con niños/as y adolescentes que tienen un Trastorno del Espectro Autista (TEA) en el CSMIJ (Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil).

Cómo se trabaja desde la Psiquiatría

Por Manuel Eliche

Que exista un día para sensibilizar sobre el trastorno del espectro autista es necesario. Tanto para las personas que no tienen contacto con esta realidad como para las que sí lo tienen, es decir: personas con el diagnóstico, familiares y profesionales de salud mental. 

Gracias a campañas de concienciación, libros, películas y redes sociales cada vez somos más conscientes de lo que implica para una persona y su entorno vivir con este diagnóstico. Se extienden ayudas ante posibles dificultades: programas de inclusión para un acceso laboral, programas individualizados a nivel psicopedagógico o de asociaciones que facilitan encuentros entre familias con actividades. Esto son solo algunos de los ejemplos que podemos encontrar fácilmente.

Sin embargo, decir que nadie tiene contacto con esta realidad no es cierto. En el supermercado, en un vuelo o viendo un concierto: en muchos contextos pueden acceder, o deberían de poder acceder. 

Así, el papel de los agentes de salud mental no hay que reducirlo a ofrecer un tratamiento psicológico, un diagnóstico, o a tratamientos psiquiátricos si procede.

En este sentido, desde la consulta de psiquiatría se puede apoyar a los menores con diagnóstico de autismo, además de hacer un acompañamiento en trabajo de habilidades sociales o terapias grupales según el centro de salud, con pautas farmacológicas. En estos casos en ocasiones hay mayores dificultades en la esfera de la concentración, pensamientos reiterativos, mayor nivel de ansiedad ante nuevos retos (una nueva rutina en el centro escolar, por ejemplo) o por irritabilidad constante. Así, se pueden utilizar recursos farmacológicos, como los antidepresivos, estimulantes de la atención u otros tranquilizantes, para apoyar una terapia psicológica paralela. Si son necesarios, los fármacos hay que utilizarlos comenzando por la menor dosis terapéutica e ir ascendiendo para ver la tolerancia.

Nuestro papel tiene que desarrollarse también en garantizar derechos. Es decir, que los comportamientos neuroatípicos no impidan el acceso a un concierto porque esa persona está deseando ir, pero no hay un espacio con poca aglomeración. Garantizar un espacio reservado a la semana con sonidos más atenuados en el supermercado. Por lo tanto, al igual que hemos desarrollado empatía hacia la embarazada que está en el metro y dejamos nuestro asiento, tenemos que ser capaces de poder comprender ciertas dificultades en personas con este diagnóstico.

Manuel Eliche es psiquiatra. Trabaja en la FETB en el CSMIJ de Sant Andreu.

Cómo se trabaja el TEA desde la Psicología

Por Claudia Mena

Desde el CSMIJ podemos contribuir a una mejor sensibilización respecto a esta condición desde un buen diagnóstico, una esmerada explicación del funcionamiento singular de cada niño a sus familias y al entorno más cercano y una intervención que ponga el foco, además de en los déficits (lingüísticos, sociales, rigidez cognitiva,…), también en las fortalezas que tienen muchos de ellos/as.

La intervención a nivel psicológico con estos niños/as y adolescentes dependerá del nivel de afectación, edad y funcionamiento personal de cada caso, dado que bajo el mismo diagnóstico existe una variabilidad muy grande de expresión.

En niños/as muy afectados, a menudo con falta de lenguaje y discapacidad intelectual asociada, el abordaje sería facilitar una autonomía básica y adaptación a los cambios, así como estimular la conexión y comunicación con el otro a partir de actividades/juegos que fomenten la atención conjunta, el intercambio relacional y la diferenciación yo/tú.

Con niños/as o adolescentes de afectación moderada se trabaja, además de lo descrito anteriormente, el desarrollo de la teoría de la mente (capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas), la flexibilización del pensamiento y la estimulación de la capacidad simbólica a través del juego o de actividades relacionadas con sus intereses, que a su vez fomenten la interacción y el interés por el otro.

Finalmente, con los/as pacientes con afectación más leve se puede trabajar la interacción y la comunicación mediante grupos de habilidades relacionales que les faciliten una mejor comprensión de las situaciones sociales, de sus emociones y las de los demás, en un espacio seguro de expresión e integración experiencial entre iguales, con intereses comunes y funcionamientos similares.

En todos los casos creemos que una de las funciones principales del CSMIJ con las familias que tienen un hijo/a con TEA es el acompañamiento en la comprensión del diagnóstico y en la elaboración del duelo por el hijo deseado y el hijo real, así como las orientaciones parentales y soporte en la crianza especiales que requerirán los padres y madres de niños y niñas diagnosticados/as con TEA.

También es una función importante en el trabajo integral realizado desde el CSMIJ la coordinación con los referentes que intervienen en el día a día de los menores (escuela, centro abierto, etc.) y el acompañamiento desde el trabajo social, enfermería y psiquiatría en los casos que así lo requieren.

Claudia Mena es psicóloga sanitaria y psicoterapeuta. Trabaja en la FETB en el CSMIJ de Moncada i Reixac.

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