Por Nuria Marcús, educadora social de la FETB en el CSMIJ (Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil) de Sant Andreu
Empiezan las vacaciones escolares y con ellas surgen muchas dudas y algunos miedos sobre cómo acompañar a los hijos/as adolescentes para que puedan disfrutar del verano con unas rutinas que, a pesar de tener ritmos diferentes, sean equilibradas en términos de descanso y actividad.
Cada adolescente es un mundo, un mundo adulto en construcción, y por tanto no hay consejos comunes para todos/as. Algunos adolescentes se habrán adelantado a las familias y ya habrán reservado los centros de tecnificación en el deporte que practican el resto del año. Otros estarán abiertos a hacer algo, pero no saben por dónde empezar a buscar entre la oferta disponible. También habrá quien verá en el verano únicamente un momento de descanso, y en este caso somos los adultos de su entorno quienes tendremos que animarlos a encontrar un equilibrio entre el descanso y un verano activo.
Ante esta negociación, muy presente y necesaria en la etapa de la adolescencia, lo importante es hacerlos partícipes: que se hagan cargo de su día a día, ya que seguramente los adultos seguiremos la mayor parte de sus vacaciones lectivas trabajando. En este sentido, nosotros deberemos establecer unos mínimos que aseguren las rutinas de sueño y alimentación, que regulen el uso de pantallas y acompañaremos a elegir la opción de ocio que más los motive.
En el área de Barcelona disponemos de una web donde se centralizan la mayor parte de la oferta de casales de verano, stages y colonias clasificadas por temática, distritos y edad. Encontrará toda la información en la web: https://www.barcelona.cat/vacances/es.
También encontramos una oferta de actividades puntuales y/o casales en turnos de mañana o tarde en los servicios de dinamización juvenil de cada barrio. Suelen encontrarse en los equipamientos de los Centros Cívicos, Casales de Jóvenes o Centros Juveniles de cada distrito. La mayoría de la oferta es pública y de carácter gratuito.
Sea cual sea el interés de nuestros/as adolescentes, debemos tener presente que para ellos/as, y dependiendo de su talante, el verano suele significar tiempo de no madrugar, poder dormir más horas y hacer más uso de las pantallas: ya sea para dedicar más tiempo a jugar, tener largas conversaciones de WhatsApp o estar más conectado/a a las redes sociales y poder saber qué están haciendo el resto de los amigos y amigas durante las vacaciones.
Es importante reflexionar conjuntamente sobre cuál es el valor que dan al uso de las pantallas, más presentes por disponibilidad durante el verano, y así poder entender que para ellos/as puede significar la única forma de estar conectados al grupo iguales durante las vacaciones. Esto no es algo negativo, siempre y cuando les ayudemos a encontrar un equilibrio, pensando en cuánto tiempo ampliaremos el uso de pantallas y pudiendo hacer revisiones regularmente de las aplicaciones, del tiempo dedicado a cada una, además de acompañar en la reflexión de que en ningún caso será la única forma de contactar con el resto: la presencialidad es muy enriquecedora, en verano y durante todo el año.
En cuanto a los videojuegos (PC o videoconsolas), también se puede valorar ampliar su uso durante el verano y proponer un juego conjunto cuando lleguen los días de descanso familiar. Interesarnos por las cosas que les gustan, reírnos juntos/as de cómo los adultos nos adentramos en estos juegos y que sean ellos y ellas quienes nos enseñen cosas nuevas.
Es importante seguir manteniendo horarios, adaptarlos al tiempo de verano y poder flexibilizarlos si la situación lo requiere. Así como mantener las rutinas, adaptándolas a las vacaciones e intentando disfrutar en familia siempre que sea posible.